El pez dorado es objeto de admiración por su fuerte personalidad, gran tamaño y evidente belleza, por ello se convierte en la meta de aficionados a la pesca en todo el mundo.
Este pez principalmente puede encontrarse en la cuenca del río Paraná, en el río Uruguay, en la tranquilidad de los ríos Paraguay y Pilcomayo, en el torrente del río Bermejo.
Debido a la trascendencia y relevancia que tiene la pesca del pez dorado se ha venido incentivando la captura y devolución para prevenir el avance de la disminución de la especie. ¿En qué consiste esta práctica? Se trata de pescar al pez dorado y luego el pescador tiene la cortesía de devolverlo a las aguas y de esta manera contribuye a la práctica de su deporte pues pesca sin terminar con la vida de tan interesante especie. Lo satisfactorio de esta práctica es que cada vez hay más adeptos.
Para encontrar al pez dorado puede tomarse en cuenta reglas sencillas. En primer lugar hay que buscarlos en el agua azul mar adentro; luego se procede a buscar los signos que detecten su presencia. Un indicio puede ser las avecillas del dorado, las cuales son pajaritos pequeños cuyo cuerpo es blanco y tiene las alas oscuras. Si estos pajaritos están revoloteando inquietos en el mar y hacen frecuentes descensos entonces bingo! Ahí está algún pez dorado; pero si los pajaritos están flotando sobre el agua es señal que el gran pez ya no está. Otra manera de detectar al pez dorado es por medio de los pececillos voladores, estos saltan por montón cuando los atacan y precisamente estos pececillos son el alimento favorito del dorado. Además otra fórmula es que puede haber dorados cerca de cualquier objeto que esté flotando en el mar. El pez dorado es sin duda la gran meta.
